La casa de Kaa
Sus manchas son orgullo del leopardo, sus cuernos son del
búfalo el honor, sé limpio pues la fuerza del que caza, se mide de la piel por
el color. Si te ocurre que un toro te voltea, o pruebas del sambhur una
cornada, no dejes tu trabajo por contarlo, es cosa que tenemos ya olvidada.
Nunca maltrates al cachorro ajeno, cuídalo como a tu propio hermano, pues
pequeño y torpe es muy posible que a una osa tenga tal vez por madre.
Esta historia tiene lugar entre la expulsión de Mowgli de la
manada y la venganza sobre Shere-Khan.
Mowgli, a diferencia del resto de cachorros de la manada,
tenía que prender muchas más cosas de la selva, pues él era un hombre. Como él
era capaz de trepar a los árboles con la misma facilidad que andaba, o nadaba
con la misma soltura con la que corría, Baloo le tuvo que enseñar también las
leyes del bosque y del agua: cómo distinguir ramas sanas de las podridas, como
hablar con las abejas, qué decir a Mang para no molestarle por el día, cómo
hablar con las serpientes de agua cuando se fuese a zambullir…
A nadie le gusta ser molestado, y menos que invadan sus
territorios de caza, con lo que le enseñó el “Código del cazador forastero”,
con el que acuerdas con el habitante de la zona que te deje cazar para comer,
pero no por deporte.
Baloo y Bagheera se pusieron a discutir acerca de la
capacidad del niño de recordar tantos conceptos y la necesidad de enseñarle
toda la ley (Bagheera lo hubiese malcriado), o de los “golpecitos” que daba
Baloo a Mowgli cuando se equivocaba, pues el oso prefería que los moratones
fuesen por su causa a que el muchacho tuviese algún serio problema por no
saberse las leyes. Por ello le había enseñado las Palabras Mágicas para los
distintos pueblos de la selva, y Mowgli se mostró muy orgulloso cuando Baloo le
pidió que las dijese y fue capaz de decirlas sin equivocarse, incluida la
versión para el pueblo de las serpientes, para la que Baloo tuvo que pedir
ayuda a Hathi pues los osos no pueden hablar el idioma de las serpientes. El
elefante consiguió que de ellas se las enseñase.
Con la emoción, a Mowgli se le escapó que había hablado con
los Bander-log, que le habían prometido ser su líder. Tanto Baloo como Bagheera
se mostraron muy contrariados con esta situación, por lo que Mowgli les explicó
que cuando se escapó después de que Baloo le hubiera atizado, sólo los
Bander-log le hicieron caso.
Después Baloo explicó que esos monos eran unos mentirosos y
que los animales de la selva no querían tener nada que ver con ellos, pues no
tenían Ley. De hecho estaba prohibida toda relación con ellos. Cuando Baloo terminó
de decir estas palabras una lluvia de nueces y ramas, arrojadas por los monos,
golpeó a los tres amigos que salieron huyendo de aquel sitio. Cuando por fin
lograron despistar a los monos, se echaron a dormir.
Mientras dormían, los monos secuestraron a Mowgli, y se
inició una persecución por la selva, durante la cual el muchacho fue capaz de
avisar a Rann, el milano, haciendo uso de las palabras mágicas.
En su persecución, Baloo lamentaba no haberle prevenido
antes del pueblo de los monos, de forma similar a Ikki, el puercoespín. En
medio de sus lamentos, se dio cuenta de que al único animal al que los monos
temen en toda la selva es a Kaa, que trepaba igual de bien que ellos y que se
comía sus cachorros, con lo que fueron a pedir ayuda a la pitón.
Mientras hablaban con Kaa sobre los Bandar-Log, Rann, el
milano, les indicó hacia dónde estaban dirigiéndose los monos con Mowgli: las
moradas frías. Rann les contó como Mowgli le había dicho las palabras mágicas y
que por ello estaba ahora con ellos. Bagheera le agradeció el gesto y le
prometió la cabeza de su próxima pieza de caza.
Toda la selva sabe dónde está ese lugar, antiguamente
habitado por hombres, pero nadie del pueblo cazador que se precie va allí. Los
tres salieron corriendo hacia allí, pero Baloo se tuvo que parar unas pocas
veces, y les indicó que no le esperasen, pues lo importante era Mowgli.
Mientras, los monos ya habían llegado a la ciudad en ruinas,
y aunque Mowgli se quedó maravillado pues nunca había visto una ciudad, no le
gustó lo que vio a continuación, pues los monos empezaron a bailar y festejar,
a pelearse… puesto que habían conseguido raptar al que sería su líder. Les
pidió que le dieran de comer, pero cuando venían con los alimentos se pusieron
a pelear entre ellos y a destrozarlos, con lo que Mowgli se dio cuenta de que
había cometido un error por pensar en ser su líder y prefirió pensar en volver,
aunque Baloo le pegase, que en estar más tiempo con esos seres indeseables. Con
este pensamiento, puso rumbo a la salida, pero los monos le cortaron el paso,
diciéndole que había sido un desagradecido por haber intentado escapar,
amparándose en la oscuridad de la noche.
A todo esto, Kaa y Bagheera ya habían llegado y habían visto
la escena. Juntos, planificaron una estrategia de ataque, puesto que los monos
eran muchos y aunque normalmente nunca aceptaban pelear con el pueblo cazador,
cuando su número era superior a cien contra uno, no se echaban atrás. Bagheera
lanzó el ataque, pero un mono avisó y lanzaron a Mowgli a una ruina con forma
de cúpula, desde una altura de 4 metros, con la que un humano normal hubiera
sufrido graves daños. Los monos le gritaron que irían a por él una vez hubiesen
acabado con sus amigos, si el pueblo venenoso no había acabado con él antes.
Mowgli se apresuró en decir las palabras mágicas para el pueblo venenoso, que
le respondió diciendo que no se moviese para que no les pisase y les hiciese
daño.
Justo después, Mowgli oyó cómo Bagheera luchaba por su vida
contra los monos, en el preciso momento que Baloo llegaba y empezó a luchar con
los Bandar-Log. Cuando todo parecía perdido, Kaa apareció entre las rocas. El
ataque de Kaa era como el de un ariete, enroscándose y atacando como una lanza.
En cuanto lanzó el primer ataque, para ayudar a Baloo, los monos empezaron a
gritar de terror y a salir corriendo.
Después, fueron a sacar a Mowgli de su prisión. Kaa, echó
abajo una de las paredes del edificio, previo aviso a los habitantes del interior
para que no sufrieran daño ni las cobras ni sus pequeñas. Nada más abrirse el
hueco, Mowgli saltó para abrazar a sus salvadores, que estaban cubiertos de
sangre. Acto seguido, agradeció a sus salvadores lo que habían hecho y prometió
satisfacer el hambre de Kaa con lo que consiguiese para el resto de su vida.
Después, Baloo, Bagheera y el muchacho emprendieron el
camino de vuelta, mientras Kaa procedía a himnotizar a los monos con su Danza
de caza, pero Baloo y Bagheera también cayeron bajo su hechizo. Mowgli
consiguió sacarles del trance y reanudaron el camino de vuelta.
Una vez lejos de los monos, Baloo y Bagheera se pusieron a
hablar con Mowgli de lo que había pasado, y como había infringido la ley, tenía
que ser castigado, a pesar del arrepentimiento que mostraba el muchacho.
Bagheera le propinó unos golpecitos, que para cualquier cachorro hubiesen sido
caricias, pero para un niño de 7 años fue una buena tunda. Una de las cosas más
hermosas que hay en la selva es que cuando alguien comete una falta y es
castigado, nunca más se habla sobre el tema. Finalmente, el muchacho se durmió
sobre el lomo de Bagheera y ni se despertó cuando le dejaron en el cubil junto
a mamá loba.
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